domingo, 20 de febrero de 2011

Un mes y siete días de experiencia paterna.

Y podría decirse que fue ayer cuando, con gran esfuerzo y casi perdiendo la vida la madre, mi hija vino al mundo. No sé si eso lo hace o no más especial, sencillamente me alegro de tenerlas a las dos conmigo y que todo vaya hacia delante.



Un mes y una semana lleva entre nosotros, con esa característica tan común entre los recién nacidos de darle a los padres la "alegría" de despertarlos cada noche entre llantos para comer, de despertarlos entre llantos por los gases, de despertarlos entre llantos porque tiene el pañal sucio... resumiendo, despertarnos entre llantos es su mayor meta y finalidad ahora mismo. XDDD

Bromas aparte, en el fondo no importa lo que haya que hacer o lo cansado que se llegue a estar, porque basta cruzar una mirada con ella para saber que vale la pena cada momento y hay que saborearlos porque posiblemente no se repitan a medida que vaya creciendo. Todavía la miro y me sorprendo pensando en que es mi hija, como si acabase de descubrirlo por primera vez y me embarga una felicidad que no se puede explicar. Está claro que hay que vivirlo para sentirlo.

Con ella ha llegado LA RESPONSABILIDAD, así, con mayúsculas. Todo lo que uno pueda hacer por sí mismo o cualquier otra responsabilidad pasada no es nada comparado con lo que seremos capaces de hacer por ella. Así es como se siente, tremendamente crecido, casi pensando que soy capaz de todo. No importan los miedos, ni las dudas, ni los obstáculos que haya o están por venir. Ella te motiva a superarlo todo y a seguir moviéndote, ella lo merece, ella... ¡es mi hija!, y creo y espero que nunca me deje de sorprender.

jueves, 3 de febrero de 2011

Rebajas, no las huelo ni de lejos.

Y es que si otros años ya poco he podido aprovecharlas, este ya es totalmente imposible. Desde ropa hasta artículos de menor necesidad, ya sean películas, videojuegos, libros o cómics... he tenido que evitarme el desconsuelo de echar un vistazo. Hoy me ha dado por entrar en un Daily Price a mirar productos de segunda mano, cosa que hago mucho desde hace bastante, y, como buen sufridor de la ley de Murphy, he visto dos pelis que me interesan y unos cuantos videojuegos a muy buen precio. Justo cuando no tengo dinero y, aunque lo tuviese, tampoco podría. Qué sufrida es la vida del friki con responsabilidades, coño. XDDDD