viernes, 12 de septiembre de 2008

Libro: PROYECTO A.E. CAPÍTULO 2

CAPÍTULO 2. LA REUNIÓN.


Max atravesó la puerta de la sala de reuniones con el semblante extremadamente serio, de hecho, si sus subalternos lo vieran ahora tan cabizbajo y preocupado sabrían al instante que algo incomodaba a su jefe.

En la gran mesa ya estaban todos sentados, siendo tan sólo la silla junto a la del director general la que quedaba vacía. El director, un hombre de 50 años, medio calvo, obeso y con gesto de estar satisfecho consigo mismo saludó a Max con un gruñido y le hizo tomar asiento.

- ¿Cómo están las cosas abajo Sr. Gomda? - el tono del director llevaba consigo cierto desdén -.

- Todo marcha a la perfección Sr. Los preparativos están casi a punto y vamos bien de tiempo.

- Permítame que lo dude Sr. Gomda. La experiencia no me deja creerle hasta que hayan tenido éxito - contestó el director soltando un resoplido -.

- Con el debido respeto señor, lo del año pasado fue algo que no podíamos prever, un error cuántico de esa magnitud era tan improbable como la caída de un asteroide en la Tierra en la era de los dinosaurios.

- Sr. Gomda - la voz vino de enfrente – no creo que deba recordarle que dicho error impredecible costó a esta empresa la friolera de 10 millones de euros en indemnizaciones y que hemos tenido que pedir subvención al gobierno y el ejército para poder continuar con las investigaciones, perdiendo así la propiedad de nuestro propio descubrimiento.

El interlocutor no era otro que el abogado de la empresa, aquel jovenzuelo creía sabérselas todas y no hacía más que restregarle el fallo de hacía un año en cuanto tenía oportunidad. A Max le caía aún peor que el mismo director y a veces, le daba escalofríos, no sabía bien el por qué.

- Soy perfectamente consciente de ello Sr. López y el hecho de que me lo recuerde no va a lograr que esta prueba salga mejor o peor. Estoy convencido de que mis científicos están a la altura y tienen todas las probabilidades posibles cubiertas. No hay cabida para más errores. - A Max le salió el tono más seco de lo que pretendía -.

- Por su bien esperemos que así sea - dijo el director- porque si falla y nos hundimos le prometo que haré que no vuelva a trabajar ni de barrendero. Es más, le haré responsable de lo que ocurra y rodará su cabeza, no la mía.

- Muy generoso señor, lo tendré en cuenta.

El director y todos los presentes lo miraron con asombro. Acababa de ser irónico con el mismísimo hombre que amenazaba su carrera y bien era sabido que el Sr. Fleitas no se andaba con chiquitas, era capaz de cumplir su amenaza porque tenía el poder y no dudaba en usarlo como deseaba. El poder corrompe y sabe Dios que él era el hombre más corrupto del mundo.

- Sr. Gomda - apuntó el Sr. Fleitas - es posible que no sepa usted bajo qué presión me encuentro tanto por parte del gobierno como del ejército. No juegue conmigo.

Max se limitó a mirarlo. Tras un momento de tensión el abogado de la empresa comenzó a hablar dirigiéndose a los asistentes:

- Señoras y señores, es el momento de exponer los hechos que acontecieron hace un año y que tuvieron funestas consecuencias en nuestros intereses. Todos ustedes son accionistas que han seguido confiando en nosotros, lo cual agradecemos fervientemente. Bien. Como ya saben aquí en TET SL. (Tecnología Espacio Temporal) llevamos décadas creando un sueño. El viaje en el tiempo perteneció durante años a la teoría y la ciencia ficción pero aquí nos tomamos muy en serio hacerlo realidad y tras muchísimos años de crear una teoría aplicable a efectos prácticos, por fin lo logramos allá por el 2052. En dicho año reunimos a las mentes más brillantes que existían y las pusimos a trabajar inmediatamente con nuestros teóricos. Al cabo de 2 años el primer prototipo estaba listo para hacer historia. El TET1 era un mero instrumento de reconocimiento, para recoger muestras, recabar datos y grabar todo lo que pudiese en video. Lo enviamos al periodo jurásico pero jamás regresó. Tardamos 3 años en crear otro prototipo más completo. Dado que dedujimos que el TET1 sufrió algún tipo de accidente, se tomaron medidas ante los posibles percances que pudiese haber sufrido. El TET2 era capaz de soportar la presión del peso de cualquier dinosaurio, sumergible, ligero por si se topaba con brea o cualquier tipo de sustancia densa y no se hundiese, y tantas otras cosas imaginables que tardaría una eternidad en enumerar. Partió el 10 de agosto de 2055 a las 17 horas. Tampoco regresó. Estábamos al borde de la desesperación, nuestros científicos no sabían lo que pensar ni el por qué de 2 fallos tan estrepitosos. Así que después de revisar datos y cálculos se llegó a la conclusión de crear otra expedición, pero ésta vez tripulada, para en caso de cualquier contingencia accionar los mecanismos de regreso inmediatamente. Así fue como durante 6 años se creó un prototipo más grande, equipado como vehículo todo terreno capaz de transportar a 2 personas, con kit de supervivencia para 2 semanas y todo lo necesario para sobrevivir en semejante época en caso de ataque por parte de un dinosaurio o cualquier otra contingencia. El TET3 partió el 04 de diciembre de 2061 a las 12 horas y regresó a las 12 horas y 10 minutos, pero no como esperábamos.

El abogado dio la espalda a los presentes y con un mando accionó el mecanismo que dejaba a la vista una pantalla blanca y un proyector de última generación. Con otro botón hizo que las luces bajasen de intensidad y el proyector se puso en marcha. Todos observaban la pantalla con interés. Al instante aparecieron imágenes de la gruta situada 12 pisos por debajo de la sala de reuniones. En la grabación técnicos y científicos se movían con inquietud de un lado a otro alrededor de un punto de la estancia, una voz anunciaba la llegada del TET3 en 10 segundos, 9…8…7…6…5…4…3…2… un resplandor llenó la imagen, tan intenso que los presentes se taparon los ojos. Lo que vieron a continuación no hay palabras para describirlo. En el espacio donde debía aparecer el aparato y sus tripulantes un amasijo de hierros estaba derritiéndose. Un calor abrasador, material incandescente saltando sobre varios científicos y técnicos que se encontraban cerca, gritaban desesperados mientras se quemaban. Se hizo el caos, gritos, alarmas…los sistemas anti-incendios se accionaron y ahí acabó la grabación.

Los presentes miraban aún atónitos la pantalla sin imagen, las luces estaban encendidas y podía verse cómo los ojos se les salían de las órbitas, algunos vomitaron sin remedio sobre la mesa, todos estaban pálidos y desorientados. Todos menos el Sr. Fleitas, que parecía no inmutarse ante tan dantesco espectáculo y el Sr. Gómez, que incluso parecía haber disfrutado. En cambio Max, por mucho que viese aquello, sabía lo que era de primera mano porque estuvo presente y jamás olvidaría el horror de aquellas imágenes. Para él era una tortura en vida.

Cuando los presentes parecieron recuperarse del shock, el abogado reanudó su discurso:

Tras muchas investigaciones y por pura casualidad, el señor Gomda junto con dos de sus científicos descubrió qué es lo que han visto ustedes en las imágenes. Por lo visto había un error ínfimo en los cálculos cuánticos, que traducido significa que nuestros argonautas aparecieron mucho más atrás en el tiempo, justo cuando el planeta era una roca ardiendo, llena de volcanes y ríos de lava. Tan sólo tuvieron tiempo de darle al botón R.I. (Regreso Inmediato) y mientras murieron sin remedio consumidos por las altas temperaturas. La razón de que no se derritiera todo antes del regreso es porque el mecanismo de viaje temporal estaba fuertemente protegido y aguantó el calor los segundos suficientes.

Nadie dijo nada, así que Gómez continuó su alegato:

- Bien señoras y señores, resolvimos el misterio de por qué no regresaron nunca nuestras primeras sondas. Nadie previó un fallo tan pequeño pero tan catastrófico. Como ya saben, en un año se han corregido todos los errores que hubieron y tras los pleitos y la fatal asociación con el gobierno y el ejército, éste último nos cedió los planos de un prototipo de avión de guerra, con un ordenador inteligente a bordo capaz de prestar ayuda de campo en caso de contratiempos. Para su tranquilidad he de decirles que ésta vez enviaremos a una docena de tripulantes, entre los que se encuentran el señor Gomda, los creadores principales de la máquina del tiempo Aarón y Sara, las diseñadoras del avión basados en los planos del ejército, Violeta y Aurora, dos pilotos del ejército y algunos otros que pueden ver con detalle en las carpetas que tienen sobre la mesa. En fin. Aunque algunos de los presentes aquí deberán compartirlas con el compañero porque han sufrido un leve “accidente” –señaló algunos de los vómitos-. Se oyeron unas tímidas risas de los oyentes.

Mientras todos leían los informes, el abogado se acercó a Max y al director para comentar los últimos detalles.

- Bien señor Fleitas, parece que han sobrevivido al “vídeo de los horrores” y tengo plena confianza en que no se echarán atrás.

- Eso espero - respondió Fleitas - son los únicos accionistas no pertenecientes al gobierno o al ejército, con ellos aún podremos librarnos de esos en cuanto tengamos éxito.

- ¿De qué demonios habláis? - la incertidumbre en el tono de voz de Max quedo patente -.

Fleitas se le quedó mirando y tras una pausa comenzó a hablar con tono condescendiente:

- ¿Crees que pienso dejar que el ejército o el gobierno me quiten lo que es mío? No señor, éste viajecito me va a aportar el dinero y los accionistas suficientes como para librarme de ellos para siempre Max.

Y por primera vez al oír salir su nombre de los labios del director y no su apellido, supo que algo andaba mal y un escalofrío le recorrió la espina dorsal.

- ¿Qué quieres decir?, ¿que estáis tramando?

- Si te lo dijésemos Max - y el abogado hizo hincapié en matizar la frase mientras sonreía - tendríamos que matarte.

Por segunda vez otro escalofrío recorrió el cuerpo de Max y no fue sólo por la frase en cuestión sino porque en sus ojos vio con asombro que no mentían. Mientras tanto el abogado volvió a dirigirse a los accionistas:

- ¡Muy bien señores, un momento de atención por favor! Ahora procederemos a bajar a nuestras instalaciones subterráneas, donde presenciaremos con orgullo el momento más asombroso de la historia desde que Jerry Williamson pisase Marte. Si son tan amables de seguirme…

Todos se levantaron y siguieron al picapleitos en masa, con cierto entusiasmo en los rostros. Detrás los siguió el Sr. Fleitas y más atrás quedó Max pensativo, aún desencajado por aquellas palabras y esas miradas tan inquisitivas. Después recordó que lo esperaban abajo y que con aquellos pensamientos o no, tenía trabajo que hacer. Así que se levantó de su silla y se encaminó a la planta – 2.

Proyecto A.E. copyright © Airam Noda Gómez

2 comentarios:

Jackal dijo...

Espero que revises y publiques pronto el tercer capítulo, porque me tienes enganchadísimo!!!!!!!! :P

Anwar dijo...

Qué enganchao estoy igualmente

XD