miércoles, 17 de septiembre de 2008

Libro: PROYECTO A.E. CAPÍTULO 6

CAPÍTULO 6. EL ATAQUE.

Ya llevaban unas cuantas horas de caminata cuando de repente Ian, que iba delante en ese momento, se paró en seco y con la mano indicó a los demás que parasen y se agachasen. Durante un momento no se movió mientras miraba entre los árboles. Hizo otro movimiento con la mano y Richard avanzó agachado hasta su posición.

- He oído algo ahí delante – comentó Ian en voz muy baja – pero no consigo ver nada.

- ¿Estás seguro? Yo no consigo oír nada.

- Fue solo un instante pero te aseguro que he escuchado voces.

Richard lo miró perplejo.

- ¿Voces? ¿Te refieres a más de una?

Ian asintió con la cabeza y volvió a escudriñar entre los árboles. Richard se unió en la búsqueda. De repente, como emergiendo de detrás de un árbol, una figura femenina asomó a lo lejos. Ian sacó unos prismáticos y observó por ellos.

- Es la chica. Parece que habla con alguien pero no consigo ver con quién.

- ¿Cómo es posible que haya alguien más aquí? Por el amor de Dios, estamos en la prehistoria.

- No lo sé Richard, pero vamos a tener que acercarnos más para averiguarlo. Iremos agachados y en silencio. Avisa a Ross.

Richard le hizo un gesto a Ross para que se acercase. Cuando llegó hasta ellos pregunto qué pasaba.

- Hemos encontrado a la chica, pero no está sola – dijo Ian -.

- ¿Qué no está sola? Es broma ¿no?

- No lo es – le dijo Richard mirándolo – Hay alguien más y debemos acercarnos para averiguar quienes son y qué demonios está ocurriendo.

Ross asintió y acto seguido se pusieron en marcha, agazapados y cubriéndose para no ser vistos hasta que poco a poco llegaron a una posición óptima. Richard tomó los prismáticos para mirar.

- No hay duda, es tu ayudante Ross y parece que está hablando con un tipo que me es familiar, lleva en la ropa las iniciales de TET y… - de repente se interrumpió. - Luego exclamó: ¿Pero qué coño?

Ross e Ian lo miraron intrigados, pero Richard se limitó a ceder los prismáticos a su compañero y una vez hubo mirado éste se los pasó a Ross. Los tres se quedaron callados un buen rato asimilando lo que habían visto. Luego Ross habló:

- ¿Pero qué demonios hace ese abogado aquí? ¿Cómo es posible?

- ¿No has mirado el logo de su ropa? – preguntó Richard –

Ross movió la cabeza negativamente y volvió a mirar por los prismáticos enfocando al abogado, concretamente a su ropa, y se quedó pálido durante varios segundos, hasta que se recuperó de la sorpresa inicial.

- ¿TET 5? ¿Cuándo ha habido un TET 5? Se supone que nosotros somos la única expedición.

- Esto me huele muy mal – dijo Richard – ¿no deberíamos saber que había otra expedición o algo? ¿A qué juegan?

- Se mueven – dijo Ian – Debemos seguirlos para averiguar algo más. Movámonos con cautela pero lo más deprisa posible. No debemos perderlos.

Durante media hora siguieron a Paula y Gómez por el bosque, hasta que empezaron a distinguir un claro más adelante y una figura en forma de avión, exactamente igual al TET 4. Cuando encontraron un buen punto de observación se pararon y sacaron los prismáticos.

- Veo a más gente – dijo Ian – Por la pinta diría que militares y aparte hay dos personas más con aspecto de científicos. En el fuselaje del avión efectivamente pone TET 5. Hay mucha actividad, parecen que estén cargando algo en unos contenedores pero no consigo distinguir lo que es.

Richard tomó los prismáticos para mirar y mientras seguía comentando lo que veía, Ross estudiaba los alrededores con interés. Durante largo rato, observó varios puntos del suelo, marcas en los árboles y tardó varios segundos en llegar a una conclusión, preguntándose cómo se le había pasado aquello. Volvió hasta donde se encontraban los soldados.

- Chicos, tenemos que irnos.

- No podemos hacerlo Ross, debemos averiguar todo lo posible para contarlo a los demás.

- Todo eso está muy bien Richard, pero no se trata de un capricho, tenemos que irnos. Ahora, hablo en serio.

- ¿Pero por qué debemos irnos? Esto es importante.

En ese momento oyeron un resoplido a sus espaldas. Los tres se viraron a la vez.

- Esto también es importante – soltó Ross casi entre dientes –

Ante ellos se erguía un animal que los observaba sin moverse, como calculando la situación. Pisaba sobre dos patas con dos poderosas y enormes garras retráctiles en ellas.

- Es lo que pretendía deciros – comenzó Ross con cautela - estamos cerca de algún nido de Velociraptor. Hay huellas por todas partes y trozos de cáscara de huevo.

- ¿Qué hacemos? – dijo Ian mientras el sudor resbalaba por su frente –

- Bueno, no estoy a favor de usar las armas aquí, podríamos cambiar el curso de la historia como bien ha apuntado Parker. Sin embargo habrá más como éste y nos estarán rodeando ahora mismo. Son muy rápidos y creo que no vamos a poder escapar sin disparar.

- Pero si disparamos, nos oirán los del TET 5 – alcanzó a decir Richard -

- No hay otra opción dijo Ian descolgándose la ametralladora del cuello con lentitud – Yo dispararé a este. Cuando lo haga tú y Ross corred y os cubriré si os atacan más. A la de tres, 1… 2… ¡3!

Sonaron los disparos y el animal cayó fulminado mientras Ross y Richard echaban a correr como rayos. De repente aparecieron dos velociraptores más de detrás de unos árboles y se dirigieron hacia ellos. Ian echó a correr tras ellos disparando. Consiguió abatir a uno y pocos metros después al otro. Siguió corriendo tras sus compañeros mientras a su espalda oyó varios gruñidos. Al virarse vio a 3 más, uno se quedaba a su espalda y los otros dos se desplegaban a sus flancos. Sin previo aviso se tiró al suelo justo a tiempo de evitar que lo pillase el animal de su espalda, el cual había saltado para atacarle. Inmediatamente se incorporó del suelo, hincó una de las rodillas en tierra y disparó para matarlo, giró el arma a la izquierda y apretó el gatillo justo a tiempo de volarle la cabeza al otro y tan rápido como pudo viró hacia la derecha, pero sintió un dolor agudo en la espalda y un grito terrible escapó de sus labios. En un último esfuerzo se dio la vuelta con pasmosa lentitud para disparar pero el animal le arrancó el brazo de un mordisco, junto con el arma. Ya no gritó, simplemente se arrastró uno pocos metros y se apoyó contra un árbol mientras las lágrimas caían por sus mejillas. Rezó para que todo acabase rápido.

Proyecto A.E. copyright © Airam Noda Gómez

1 comentario:

Jackal dijo...

Ojalá sacasen una película de tu novela. ¡Esa última escena ha estado increíble!