martes, 11 de noviembre de 2008

Libro: PROYECTO A.E. CAPÍTULO 36

CAPÍTULO 36. ¿SE PUEDE TENER MÁS MALA SUERTE?

La cabina de la nave era enorme. Un amplio cristal mostraba la pared de enfrente. Una puerta de enorme envergadura y cerrada se extendía por ella. Aparatos que nunca habían visto poblaban el recinto. Miles de luces parpadeaban sin cesar. Max reconoció un par de DAEV instalados en las paredes. Una voz resonó en el lugar por el eco:

- No podéis hacerlo – dijo el científico-

- ¡Oh vamos Doctor, no empiece usted también! – el tono de Richard era fuerte-, ¿Si no le hicimos caso a ella por qué piensa que se lo haríamos a usted?

- Porque hay mucha gente aquí dentro – contestó-

- No lo creo –repuso Sara-, mandamos a los guardias a otro sector de estas instalaciones.

- A los guardias sí – dijo él-, pero no a los científicos que están aún revisando la nave para tenerla a punto en el despegue. Y no hablo de una veintena. Esto es enorme, hay cientos.

- ¿Y por qué no nos hemos cruzado con ninguno? – preguntó Aarón desconfiado-

- Porque están en los niveles inferiores, sobre todo en la sala de generadores. Yo también estaba allí, salía para informar a Fleitas de los avances. Ni siquiera supe que estaba dentro hasta que ella me obligó a conducirla hasta la señal de Max.

- ¡Joder! – exclamó Richard-, ¿se puede tener más mala suerte?

- Ya que lo preguntas, pues sí – dijo una voz a sus espaldas-.

Allí estaba López, junto con León y varios guardias apuntándolos con sus armas. Sorprendidos, soltaron las suyas y levantaron las manos.

- Excelente – dijo López-, no ha hecho falta ni pedirlo. Muy bien atajo de cabrones, ¿dónde está Fleitas?

- Está muerto – aseguró Max-

- Vaya, vaya, vaya…así que lo has matado. Bueno, un lastre menos. Ahora seré yo quien lleve a cabo sus planes. No puedo decir que me entristezca, era un cabrón arrogante.

- No te quito razón en eso último, pero no lo maté yo, fue ella – señaló a Violeta con un gesto de la cabeza-

- ¿Qué? Joder, eso sí que no me lo esperada – y rompió a reír-. En fin, parece que la llorona de Violeta por fin se ha hecho mujer. Quién lo diría.

- ¿Y ahora qué? – preguntó Sara-

- ¿Ahora? – contestó él-, ahora es evidente que vais a morir. Lo haría gustoso yo mismo pero por desgracia debo partir. Según los cálculos estimados por nuestros científicos, si salimos esta misma noche cogeremos alineados varios planetas que nos darán, con su gravedad, el impulso necesario para tomar rumbo al planeta Bezhal en el cercano sistema de Epsilon Eridani. Es un planeta muy parecido a éste. Sin vida inteligente, exceptuando animales primitivos, pero perfecto para que una nueva raza humana despierte y sea gobernada por mí. Por supuesto una vez allí el tiempo no resultará un problema, un salto temporal hacia el estado primigenio de dicho planeta, implantamos las unidades de A.E. Luego saltaremos sucesivamente al futuro hasta que demos con lo humanos desarrollados pero cuando aún sean sugestionables y supersticiosos. Bueno chicos, me gustaría decir que ha sido un placer conoceros, pero mentiría. ¡Lleváoslos fuera y matadlos!

- Esperad un momento – dijo Gwen-. Se acercó hasta Violeta y le dio un puñetazo en plena cara. Sacudió el puño dolorido. Luego sonrió y dio permiso para que se la llevasen.

- ¿Cómo lo hiciste? –preguntó Max mientras lo empujaban-, ¿cómo lograste escapar?

Los guardias se habían parado y López miro a Max sonriente.

- Nuestro TET tiene un ordenador de a bordo más avanzado que en el que fuisteis vosotros. A mi orden envió un impulso magnético y abrió las esposas. Fue coser y cantar. Debiste matarme cuando podías Max, te habrías ahorrado tantos problemas.

- Sí, tienes razón – contestó-, pero entonces sería igual que tú y eso es peor que la muerte.

López sonrió sarcásticamente y con un gesto de la mano los guardias volvieron a empujarlos fuera.

Proyecto A.E. copyright © Airam Noda Gómez

1 comentario:

Jackal dijo...

Mala hierba, nunca muere.