sábado, 6 de diciembre de 2008

Encuentros En La Línea 1 (III)

Hay un tipo de gente con la que de verdad no puedo: las prepotentes. Ese tipo de personas que se creen en un pedestal, por encima de cualquiera y que para ellos los demás somos insectos que ni merecemos cruzar una sola palabra que no sea sí mi amo/a. Personas que no entienden que en el mundo hay normas y que están hechas para todos y no sólo para unos cuantos. Me váis a perdonar todos aquellos que conozco de la Península, no pretendo ofenderos ni generalizar, pero suelen ser precisamente en su mayoría de por ahí arriba. No de ninguna región concreta, hay un poco de todos lados. No se trata de una lucha de tierras de nacimiento ni vendettas personales. Estoy seguro que pocas veces habréis oído qué antipáticos son los Canarios, pero os aseguro que cuando muchos de por ahí vienen aquí (repito que no todos, por supuesto y vosotros sois un ejemplo claro de ello) no podemos más que decir: qué prepotentes y espabilados se creen o como decimos vulgarmente aquí: qué le pasa al godo de mierda éste. Veamos el nuevo caso de estupidez y en éste caso, prepotencia.

Persona 5: Hola. ¿Hasta qué hora están abiertos?.

Yo: Hoy no está abierto señora, el horario es de lunes a viernes de 9 a 2.

Persona 5: Pues no lo entiendo. En un sitio tan turístico no abren los fines de semana para dar permisos.

Yo: Pues como en toda España señora. Los organismos públicos no abren los fines de semana.

Persona 5: Pero es un sitio turístico, deberían trabajar.

Yo: Bueno, ahí yo no entro. Mi funciones principales son otras y las secundarias son contestar al teléfono e informar del horario cuando llaman fuera de hora.

Persona 5: Pues nada (con prepotencia e indignación). Adiós. (Y antes de que cuelgue escucho a un hombre de fondo preguntar: ¿Y no te puede hacer él el permiso? en plan chulo).

Divagaciones personales: No tengo chistes para este caso, porque como os habréis dado cuenta, no me hace gracia ninguna. Mucha gente de fuera viene aquí pensando que somos unos lelos, que como vivimos del turismo debemos estar a su servicio las 24 horas como esclavos. Cuando yo he viajado a un lugar que no es mi tierra, no trato con descortesía ni ofendo a sus pobladores. Me adapto a las normas y las acato, que por algo no estoy en mi casa. Algo tan sencillo como lo que nos enseñan de pequeños: educación. Es lo que le falta a mucha gente. No se puede pretender llamar para pedir algo a un sitio en días que no son laborales (y encima Día de la Constitución, festivo hasta las cejas EN TODA ESPAÑA) y encima indignarse y ofender con comentarios que rozan el absurdo. Seguro que a esta mujer en su tierra no se le ocurre ir a pedir nada a un organismo público en fin de semana ni se ofende porque tenga que esperar al siguiente día laboral que halla. Pero viene aquí y se cree con derecho a criticar y poco menos que decir que tenemos que estar para ella. Sencillamente si quieren esclavitud que viajen al pasado, funden una sociedad propia o lo más lógico, que no vengan. Porque una cosa es vivir del turismo y otra aguantar a personas que creen ser superiores por no sé yo bien qué motivo. Igual es de las que todavía piensa (como se ha dado casos hace años y no es coña) que aquí vivimos en cuevas. Vamos, son capaces de hacer y decir de todo menos pensar con la cabeza.

Y al que piense que tengo algo contra los peninsulares sólo decirles algo: mis abuelos son Madrileños que se afincaron aquí hace media década y aman tanto esta tierra como la suya propia. Se sienten tan Canarios como Madrileños y se ofenden cuando alguien de su tierra natal hace o dice el tipo de cosas que he mencionado sobre la llamada. Educación, respeto y agradecimiento. Con sólo eso cualquiera que venga de fuera se gana el cariño de un Canario sea de donde sea. Con lo contrario sólo consiguen un: ¡lárgate para tu tierra!. No somos trogloditas ni esclavos de nadie y en ningún lugar está escrito que una ciudad, una isla o un pueblo que vive del turismo halla de ofrecer su sumisión y ser tratados como una mierda.

1 comentario:

Dan Defensor dijo...

En una cosa sí que tienes razón: los canarios no son nada antipáticos... otra cosa ya son los petirrojos ¡arrgh, qué mal me caen, ahí ellos pavneándose con su pecho de plumaje rojizo y...! Euh, no iban por ahí los tiros no...?

Bueno, espero que no te toquen mucho este tipo de llamadas, son de las peores porque te apetece "poner a caldo" al cliente y no paras de morderte la lengua deseando que cuelgue.

Un abrazo!