martes, 30 de septiembre de 2008

Libro: PROYECTO A.E. CAPÍTULO 18

CAPÍTULO 18. LA CONVERSACIÓN.

La figura se fue alejando del armario y acercándose a Fleitas. Éste, que se había levantado de su cómodo sillón intentó retroceder hacia la puerta.

- Ah, ah, Sr. Fleitas, no irá a ningún sitio.

El arma que brillaba en la mano del intruso le hizo pararse en seco. Comenzó a sudar.

- Y qué – preguntó con nerviosismo- , ¿vas a matarme?.

- Puedes estar seguro. Pero aún no. Quiero saber qué es el A.E. Sí, no me mires así, deduzco que es este aparato que brilla sobre tu mesa. Pero lo que no he averiguado es para qué sirve ni que hacía en la prehistoria.

- Eso amigo mío, es el futuro y a la vez es el pasado. Un futuro que ni tu mente puede asimilar. Un pasado que ni tus sueños más locos pudo descifrar. Algo que me hará gobernante de un mundo nuevo. Un mundo a mi imagen y semejanza.

El intruso quedó un rato en silencio. En su mente sólo pasó un fugaz pensamiento: está loco.

- ¿De qué hablas? ¿De tanto maquinar has terminado por perder la cabeza?

- Si. Esa es exactamente la conclusión a la que llegaría cualquier necio. Y tú “amigo mío” has sido un necio desde el principio. Siempre has creído trabajar en un proyecto que revolucionaría el mundo pero en realidad trabajabas para mis propios fines. Un elaborado plan que comenzó a gestarse en mi juventud, cuando descubrí la verdad.

- ¿Qué verdad? – preguntó la figura con sorna-

- La verdad universal, aquella que explica el sentido de la vida. Mientras que todos no hacéis más que preguntaros por ese sentido, mientras buscáis la existencia de un ser o una entidad superior, yo hace años que conozco ese sentido. Hace años que descubrí el gran secreto de Dios. Y ese secreto cambiará mi vida para siempre. Yo estoy destinado a dominar toda existencia, destinado a ser rey, guía, profeta…yo, maldito idiota ignorante, estoy destinado a ser Dios.

La figura quedó muda de nuevo unos segundos, intentando sacarle un sentido a aquellas palabras sin sentido. Se había vuelto loco – pensó-, y sin embargo no veía rastro de locura en su mirada, sólo euforia. Estaba desconcertado. Sin bajar el arma miró a Fleitas y en un acto desesperado porque le hablase claro de una vez se acercó a él y le puso el arma en el pecho.

- Déjate de acertijos y rodeos. Dame una respuesta que pueda entender o…

- O qué. ¿Me matarás? Lo vas a hacer de todos modos, así que si quieres saber la verdad no puedes matarme -dijo apoyándose en su mesa- y si te da igual saberlo acaba ya. Pero te sugiero que elijas tu opción rápidamente, porque dentro de nada – y una sonrisa asomó en sus labios- , ya no tendrás ninguna.

Como si de una profecía se tratase se abrieron las puertas del despacho y el intruso, con cara de asombro apuntó hacia el umbral. Dos guardias del TET lo apuntaban con sus armas.

- Mala suerte, no has elegido con suficiente rapidez – dijo Fleitas con sobrada satisfacción-.

- ¡Esto no se ha acabado! – exclamó el intruso con odio en los ojos-.

- En eso te doy toda la razón. Aún no voy a matarte. Primero vamos a averiguar cómo has vuelto y dónde se encuentran los demás. No puedo dejar ningún cabo suelto. No pienso llevarme más sorpresas desagradables.

Los guardias – que se habían acercado al intruso - le quitaron el arma y acto seguido le pusieron las esposas magnéticas. Fleitas volvió a rodear la mesa para sentarse en su sillón y antes de que se lo terminaran de llevar a rastras concluyó:

- Por cierto Max… como vas a tener tiempo de resolver acertijos antes de que te torturemos, te daré uno más.

Y levantando el extraño objeto romboide que aún se sostenía sobre una de sus puntas y fijando la mirada en la luz del interior, que le iluminaba el orondo rostro, exclamó con forzada teatralidad una frase:

- ¡El hombre –hizo una pequeña pausa- es Dios!

Y Max sintió entonces como lo arrastraban hacia el pasillo, el cual se iluminaba por tramos al detectar su presencia.

Proyecto A.E. copyright © Airam Noda Gómez

1 comentario:

Jackal dijo...

Ummmmmmm, esto se pone cada vez más intrigante...