lunes, 22 de septiembre de 2008

Libro: PROYECTO A.E. CAPÍTULO 7

CAPÍTULO 7. YA SÉ CUANDO ESTAMOS.

Estaba anocheciendo y en el TET 4 empezaban a preguntarse dónde estaría la expedición. La gente comenzaba a inquietarse y más tras haber sido informados del sabotaje. Ismael y Raquel se encontraban en la cabina del avión a la espera de alguna comunicación por radio mientras que Max, Sara y Aarón intentaban averiguar en qué fecha se encontraban exactamente.

- No hay manera – dijo Aarón fastidiado y agotado –

- No podemos desfallecer, debemos averiguar la fecha exacta para poder regresar a nuestro tiempo. Si no los cálculos serán erróneos y apareceremos en cualquier época – comentó Sara –

- Lo sé, pero no es cuestión de desfallecer o no, se trata de saber la fecha y para eso necesitamos a esa maldita mujer. Ella sabe cuándo estamos. ¿No hay noticias de ellos Max?

- Hasta ahora nada, ni una comunicación por radio. Empiezo a preocuparme y el resto del grupo también. Está anocheciendo. Si no aparecen tendremos que salir a buscarlos por la mañana, porque de noche sería un suicidio.

- Estoy de acuerdo - dijo Sara –

En ese momento apareció Ismael en la puerta de la bodega.

- Tenemos comunicación.

Con rapidez se encaminaron a la cabina del vehículo. Sara cogió la radio, pero no entendió bien lo que decían:

- Tranquilízate Richard. Repite lo que has dicho, pero más despacio. Cambio.

- ¡Joder Sara! – dijo con patente nerviosismo Richard – ¡hemos encontrado a la chica. No estaba sola. Se reunió con ese maldito abogado de la empresa y los seguimos hasta otro avión como el nuestro. En su fuselaje ponía TET 5. Luego hemos sido atacados por velociraptores e Ian nos ha cubierto las espaldas. ¡Creo que ha muerto! ¡Cambio!

En la cabina todos quedaron perplejos unos segundos, hasta que Sara retomó la conversación:

- Muy bien Richard tranquilízate. ¿Dónde estáis ahora exactamente? Cambio

- Estamos a menos de un kilómetro. Vamos a reanudar la marcha de inmediato y calculamos que será menos de una hora de camino a paso ligero. Cambio.

- Entendido. Estaremos esperando vuestro regreso. Cambio y corto.

Las comunicaciones cesaron y todos quedaron pensativos un buen rato. El primero en hablar fue Max:

- Un TET 5, esto es increíble. No puedo ni imaginar que tramarán esos cabrones pero es evidente que va más allá de nuestras peores conjeturas.

- Desde luego no tiene sentido. ¿Por qué realizar otra expedición en secreto? ¿Para qué? – preguntó Aarón sin esperar respuesta –

- Lo que está claro es que debemos esperar a que vuelvan Richard y Ross y nos cuenten las cosas con más detalles. Vayamos fuera a informar al resto – dijo Ismael –

Los cinco pusieron rumbo al exterior y explicaron a los demás las extrañas nuevas. Durante 40 largos minutos todos quedaron pensativos sin decir nada hasta que vieron emerger a Ross y Richard del bosque cuando ya había caído la noche. Los dos hombres llegaban sin aliento y asaltaron las cantimploras de agua que les ofrecían sin decir ni una palabra. Casi las dejaron sin agua. Habiéndose secado la boca, Richard fue el primero en hablar:

- No sé qué demonios está ocurriendo, todo fue muy extraño. Divisamos a la chica y descubrimos que no estaba sola. Nos acercamos más para descubrir con quién hablaba y para nuestra sorpresa era López, el chupatintas de la empresa. Cuando comenzaron a andar los seguimos hasta un claro donde, para nuestra sorpresa, había otro avión igualito al nuestro, pero con la inicial TET 5 en el fuselaje. Había cuatro soldados y dos científicos y cargaban algo en unos contenedores que no alcanzamos a distinguir bien. Cuando nos dimos cuenta teníamos un velociraptor detrás que nos observaba. Ian decidió dispararle mientras nosotros salíamos corriendo y luego nos cubrió las espaldas. Oímos varios disparos y después un grito terrible. Después de eso se hizo el silencio y nada más supimos de él.

- Es culpa mía – dijo Ross de repente - Debí darme cuenta de las huellas y las cáscaras de huevo antes. Estábamos rodeados de huellas y no las ví desde el principio…es culpa mía.

- No es culpa tuya Ross – dijo Raquel – Estamos en una época diferente a la nuestra y nadie antes había tenido que enfrentarse al entorno de un dinosaurio.

- Pero soy paleontólogo. Debí percatarme antes. Llevo toda mi vida estudiando fósiles y antiguos yacimientos de dinosaurios.

- No te atormentes Ross – dijo Richard poniéndole una mano en el hombro- , cualquier otro no lo habría visto ni venir. De no ser por ti no habríamos sobrevivido ninguno.

Las palabras parecieron reconfortar algo al paleontólogo, que se limitó a sonreír tímidamente.

- ¿Qué haremos ahora? – preguntó Parker- Está claro que Paula era la saboteadora y seguimos sin poder volver a casa.

Ross se incorporó con cara de asombro y Richard se quedó mirándolo esperando una explicación. Fue Max quien los puso al día del sabotaje y de la situación.

- Si nos han hecho perdernos en el tiempo es que nos quieren fuera de circulación – dijo Richard cuando Max terminó – Pero no alcanzo a entender la razón.

- ¿Crees que os habrán seguido hasta aquí? – preguntó Max.

- No estoy seguro. Lo que sí se es que habrán oído los disparos, no estábamos muy lejos de su campamento. Es probable que hayan encontrado el cadáver de Ian e imaginen que los hemos descubierto. De todos modos en caso de que quieran encontrarnos no les supondrá problema porque Paula los puede guiar.

Durante varios minutos nadie abrió la boca y Ross se tumbó mirando las estrellas. Al cabo de unos minutos se levantó extrañado sin despegar los ojos del cielo.

- ¿Qué es aquello? – dijo señalando el cielo-

Todos miraron hacia arriba y pudieron ver una estrella mayor y más brillante que las demás.

- Quizás sea un planeta – apuntó Parker –

- No, imposible, en ese punto del cielo no hay planetas – replicó Richard –

Todos lo miraron con curiosidad.

- Lo sé porque en mis ratos libres salgo a navegar y me conozco el cielo como la palma de mi mano. Mi padre era marino y me enseñó.

- Consultemos el ordenador de a bordo – dijo Raquel- enfocaremos las antenas exteriores hacia allí y a ver si obtenemos respuesta.

Mientras Ross y Parker siguieron observando aquel punto brillante los demás se dirigieron a la cabina. Una vez allí pusieron los sistemas en marcha y enfocaron hacia el cielo las antenas. Un panel con un teclado táctil salió de los mandos justo debajo de la pantalla central. La primera orden que pulsó Raquel fue la de identificar objetos. Durante un buen rato el ordenador emitió un largo zumbido hasta que en la pantalla apareció un listado de posibilidades:

- Planeta: 0%
- Cometa: 20%
- Satélite: 0%
- Aeronave: 0%
- Estrella: 10%
- Asteroide: 85%

Resultado: Asteroide con un 85% de probabilidad


Y mientras todos miraban aquel resultado que parpadeaba en la pantalla sin saber qué decir Ross entró en la cabina gritando:

- ¡Ya sé cuándo estamos!

Pero por las caras de los demás, supo que no era el único.

Proyecto A.E. copyright © Airam Noda Gómez

1 comentario:

Jackal dijo...

¡Vais a morir todos, síííííííí! xDDDDDDDDDDDD