lunes, 22 de septiembre de 2008

Libro: PROYECTO A.E. CAPÍTULO 8

CAPÍTULO 8. ¿QUÉ HACEMOS?.

Después de tratar el tema durante horas, la mayoría fueron a acostarse sin cenar mientras que Max, Aarón, Sara y Ross continuaron hablando casi hasta el amanecer sin haber llegado aún a una conclusión.

- ¿Qué hacemos? – preguntó Sara con voz cansada-

Un silencio llenó el aire tras la pregunta durante varios minutos, hasta que Ross pareció tomar las riendas:

- Hemos llegado a la conclusión de que no podemos saber el día exacto en que estamos porque no tenemos conocimiento del día correcto en que cayó el asteroide que extinguió a los dinosaurios. Tampoco podemos calcular cuándo caerá porque necesitaríamos 3 antenas en tres puntos distintos para conseguir una triangulación y encima hay otra expedición haciendo Dios sabe qué. Posiblemente nos quieren ver muertos y no habrán venido aún porque saben que estaremos alerta. Nuestra situación es desesperada así que opino que debemos tomar medidas desesperadas.

- ¿Qué propones? - preguntó Max –

- Pues si es posible convertir una de nuestras antenas en portátil con autonomía propia y llevarla a varios kilómetros de aquí. Nos colamos en el ordenador de a bordo del TET 5 y usamos su antena para triangular, es posible que averiguásemos la fecha por los datos de su computadora.

- Es teóricamente posible hacerlo, pero nos pillarán enseguida, porque usaremos su sistema – dijo Sara –

- No tenemos nada que perder, ya saben que sabemos que están aquí. La cuestión es ir por delante por una vez – replicó Ross –

Durante un rato nadie dijo nada. Luego Max habló:

- Despertemos a las chicas, hay trabajo que hacer.

A los pocos minutos Aurora y Violeta se ponían en pie, fueron informadas, tomaron un desayuno rápido y se pusieron manos a la obra con la antena. Mientras Aarón hablaba con Max y Ross sobre la triangulación:

- Tenemos un problema, chicos. No podemos enfocar la antena hacia el TET 5 porque los árboles impiden que llegue la señal. Necesitaremos colocarla en un punto elevado.

- ¿Y si vamos con el TET4 hacia esa colina de allá, dejamos la antena y regresamos aquí? - dijo Max –

- Arriesgado – comentó Aarón – pero creo que si volamos raso lo más alejados posible de la ubicación del TET 5 podremos pasar desapercibidos.

- Bueno, pues hagámoslo – dijo Ross con decisión –

Durante el resto del día las chicas trabajaron sin descanso con la antena y a primera hora de la noche ya la tenían lista. Los demás habían hecho los preparativos pertinentes para el pequeño vuelo que tenían en mente. Raquel e Ismael ya estaban a los mandos listos para despegar. Violeta llevaba la antena y Parker la acompañaba. El resto quedó en tierra. Se desearon buena suerte, cerraron la puerta del avión y el TET 4 se puso en marcha. Poco después ya no se les veía desde el campamento.

En la cabina del avión el ordenador de a bordo mostraba en la pantalla central una imagen infrarroja de los árboles que pocos metros por debajo amenazaban la integridad del aparato, por suerte el mismo sistema de a bordo corregía la altura según el alcance de la copa de los árboles. A lo lejos ya se podía distinguir la colina.

- En un cuarto de hora estaremos allí – comunicó Raquel por la megafonía del avión -. Ismael, ve atrás y prepara lo necesario para cuando salgamos.

Ismael asintió, se desabrochó el cinturón y se dispuso a pasar a la zona de pasajeros en donde abrió un armario con algunas armas, cargadores, linternas y otros aparatos electrónicos. Cogió lo que creía que necesitarían y volvió a la cabina, colocando las cosas en el suelo detrás de su asiento. Habían transcurrido 10 minutos de trayecto. La colina ya se distinguía algo a simple vista, pero evidentemente no lo suficiente como para aterrizar sin usar el ordenador de a bordo ya que volaban sin luces. A los seis minutos ya estaban posados y a punto para salir. Ismael fue el primero en hacerlo, provisto de una linterna y un arma. Lo seguía de cerca Violeta y tras ellos iba Raquel. Parker se quedó junto al vehículo. Buscaron un buen sitio al borde de la colina donde colocar la antena. Raquel observaba con unos prismáticos en función infrarroja. Podía ver parte del otro avión y en sentido contrario distinguía la hoguera de su campamento base. Era un buen lugar, así que le indicó a Violeta que la colocase. Se dispusieron a volver al avión mientras el ordenador de a bordo indicaba presencia no identificada en los alrededores. Por supuesto no pudieron ver la indicación y mientras se iban acercando sintieron una vibración en el suelo.

- ¿Qué demonios ha sido eso? – preguntó Ismael blandiendo el arma –

- Ni idea, pero no me ha gustado nada – contestó Raquel –

Otra vibración más fuerte.

- Larguémonos de aquí – dijo Violeta alterada –

- Buena idea – comentó Raquel – Subamos al avión.

Mientras cruzaban los últimos metros que les separaba del avión varias vibraciones más se sucedieron y de repente cesaron. Ellos se detuvieron en seco e intentaron escudriñar la oscuridad. Raquel recordó los prismáticos y comenzó a usarlos, miró a su alrededor pero no alcanzó a ver nada inusual, enfocó hacia el avión y el corazón le dio un vuelco. Por encima del fuselaje una enorme cabeza asomaba y parecía que aquel animal la mirase directamente a ella mientras olisqueaba el aire. No pudo articular palabra y lo único que hizo fue pasarle los prismáticos a Ismael. Este miró por ellos y casi en un susurro exclamó:

- ¡Mierda!

- ¿Qué ocurre? – preguntó Violeta visiblemente asustada –

- Un Tiranosaurio – alcanzó a articular Raquel –

A Violeta le empezaron a resbalar lágrimas de puro miedo por las mejillas.

- ¿Do…don…dónde está? – preguntó balbuceando – Yo no veo nada

- Está al otro lado del avión – contestó Ismael – Nos está oliendo.

- Hay que alejarlo del avión – dijo Raquel – Enfócale los ojos con la linterna y cuando quede deslumbrado echemos a correr hacia esos árboles de allí. Pon la linterna a máxima potencia y con el haz concentrado.

Ismael obedeció a su compañera. Al instante levantó la linterna y enfocó al dinosaurio que echó la cabeza hacia atrás al recibir el fogonazo de luz y movía los cortos brazos como si tratase de espantarse unas moscas de la cara. Los tres echaron a correr hacia el bosque y se pararon no muy lejos para observar al animal. Este aún estaba desorientado pero se notaba que se iba recuperando. Volvió a olisquear el aire y rodeando el avión fue hacia donde estaban ellos anteriormente. Se quedó un rato allí como un perro que sigue un rastro mediante el olfato. Estaba claro que había que hacer algo, pero no se les ocurría nada. Finalmente Raquel hizo señas a Ismael para que trepasen un árbol y ella hizo lo mismo en otro. Ya se oían los pasos del Tiranosaurio acercándose mientras seguían subiendo lo más alto que podían. El animal llegó a la altura de ellos, pero unos metros más abajo. Podían verle la cabeza mientras olisqueaba de nuevo el aire. Violeta temblaba de miedo mientras Ismael le hacía señas a Raquel. Ella negó con la cabeza éste no le hizo caso y se viró hacia Violeta.

- Voy a distraerlo – dijo susurrando – en cuanto lo haga, baja por el otro extremo del árbol y corre hasta el avión. No te pares ni mires atrás.

Violeta asintió con la cabeza mientras todo el cuerpo le temblaba y se puso en el otro extremo, preparada para bajar. Ismael volvió a hacerle señas a Raquel que de nuevo negó con la cabeza. Él se colocó en una rama justo por encima de la cabeza del animal. Apuntó con el arma hacia abajo y de repente pegó un grito. El tiranosaurio miró hacia arriba y justo en ese momento Ismael le disparó en un ojo haciendo que soltara un rugido de dolor que les heló la sangre pero no les hizo parar el descenso de los árboles en los que se encontraban y encaminarse corriendo hacia el avión. Violeta iba la primera y Raquel detrás. Ismael las seguía de cerca cuando sintió los pasos detrás de él, acelerando. No tuvo tiempo de más pues una enorme pata lo aplastó como si fuese un insecto mientras un rugido que podría tomarse como de satisfacción salía de la boca del animal, que siguió corriendo tras las chicas. Raquel le gritaba a Violeta que siguiese corriendo y no mirase atrás, pero Violeta sólo escuchaba los pasos de la bestia y sentía que el miedo la paralizaba, frenándola como si sus piernas se aflojaran sin remedio. Miró hacia atrás un segundo y entonces sintió un fuerte golpe que la tumbó a un lado. Desde el suelo sólo alcanzó a ver a Raquel desapareciendo entre unos enormes dientes y lo último que oyó fue el crujir de los huesos de su compañera. Violeta vió con lágrimas en los ojos cómo el Tiranosaurio devoraba a Raquel sin poder hacer nada y por puro instinto retomó su carrera hacia el avión. De pronto sintió que algo la agarraba y pegó un grito:

- ¡Tranquila, tranquila, soy yo!

- ¡Parker!, ¿dónde estabas metido? ¿Por qué no nos has ayudado?

No hubo respuesta. El suelo volvía a temblar y Parker, de frente al Tiranosaurio lo vio erguirse y reiniciar la marcha hacia ellos. Sin perder más tiempo tiró de Violeta hacia el interior del aparato. De un salto atravesaron la puerta que se cerró tras de sí. Corrió hacia la cabina aún sosteniéndola del brazo. La soltó en cuanto estuvieron allí y se sentó en el asiento del piloto. Ella lo imitó, tomando asiento en el del copiloto.

- Violeta, ¿sabes cómo se pilota este trasto?

Ella, en aparente estado de shock lo miraba sin verlo y no contestó. Parker comenzó a echar un vistazo al panel que tenía delante. El ordenador central estaba encendido y las luces de emergencia comenzaron a parpadear. En la pantalla aparecían en letras bien grandes las palabras COLISIÓN INMINENTE. Sin tiempo para reaccionar toda la estancia se movió.

- Joder, nos está golpeando. ¿Qué puedo hacer?

La respuesta llegó de improviso, pero no de los labios de su compañera, que seguía muda y mirándolo con ojos ausentes. En el monitor comenzó a brillar una serie de instrucciones:

Analizada Naturaleza De La Amenaza.
SER VIVO IDENTIFICADO COMO TIRANOSAURIO REX.
SE RECOMIENDA DESCARGA ELÉCTRICA A TRAVÉS DEL CASCO.
POSIBLES EFECTOS: ATURDIMIENTO DEL ANIMAL.
¿ACEPTAR?

Casi sin poder creérselo Parker presionó en la pantalla táctil un sí dentro de un recuadro. Al instante un zumbido fuerte anunció la ejecución de la orden. Un quejido ensordecedor los sobresaltó a ambos. Los golpes en el casco habían cesado. Tardando un poco en reaccionar, comenzó a teclear en el ordenador una resolución que no tardó en recibir respuesta:

INICIANDO SISTEMA AUTOMÁTICO DE DESPEGUE.
COORDENADAS DE DESTINO: UBICACIÓN TRAS EL ÚLTIMO ASCENSO.
TODOS LOS SISTEMAS LISTOS.
¿INICIAR?

Un tembloroso dedo presionó nuevamente la pantalla táctil y el ruido de la electricidad fluyendo llenó el silencio. Nuevamente las luces de emergencia dieron señales de vida, esta vez acompañadas de las acústicas. Ya volvía a por ellos – pensó-. El aparato comenzó el ascenso lentamente mientras en el monitor del ordenador la palabra PELIGRO parpadeaba sin cesar. De repente el vehículo aceleró justo en el instante que el animal intentaba morder la cola del mismo y por poco no lo lograba. Mientras ponían rumbo al campamento el rugido ensordecedor del Tiranosaurio llenó el aire de la noche.

Proyecto A.E. copyright © Airam Noda Gómez

2 comentarios:

Maria Muffin dijo...

weeee!!!!, otro, otro, otro,...
Perdón por el entusiasmo, pero me estoy enganchando, hasta el viernes estaré algo liada pero espero que cuando pueda entrar hayas puesto un capitulo más, :p
Bromita, bromita, la espera merecerá la pena

Jackal dijo...

Ummm, esto se está empezando a poner cada vez más ¡SALVAJE! Me encanta ^^