viernes, 12 de septiembre de 2008

Libro: PROYECTO A.E. CAPÍTULO 1

Ya sois un par los que me comentáis que os gustó el relato corto y que debería escribir un libro. Como ya le dije a Anwar, de hecho tengo uno escrito hace ya más de un año, el cual por abandono no he terminado de pulir. Me falta corregir las faltas que se me hayan escapado y cambiar o variar lo que no me gustó como queda al leerlo. Sin embargo, me he animado a ir publicando capítulos del mismo previa revisión. Así, el hecho de incluírlos en el blog me "obligará" a irlo revisando sobre la marcha. Por tanto, tardaré mucho más en postear capítulos que con el relato corto. Espero que os guste. En fin, leña al mono, que es de goma.



- Aarón…Aarón… ¡Aarón despierta!

Aarón abrió lentamente los ojos y poco a poco fue recuperando la consciencia. Miró alrededor y a su lado descubrió la presencia de su novia y compañera de trabajo Sara, que lo observaba con gesto de impaciencia.

- Sé que estás agotado, pero no podemos descansar hasta que hagamos la prueba - dijo ella -.

- Lo sé, lo sé - contestó él refunfuñando -, estaba repasando los cálculos por cincuenta y una vez y he debido de quedarme transpuesto.

- ¿Transpuesto? ¡Pero si estabas roncando! - le contestó ella esbozando una sonrisa -.

Él se limitó a sonreír también, se desperezó con un gran bostezo y no con cierta reticencia se levantó de la silla y recogió el portátil poniéndoselo bajo el brazo.

- ¿Preparado? – preguntó Sara-.

- No - contestó Aarón - después de tantos errores nunca se está preparado. Pero ésta vez saldrá bien, lo presiento.

- Lo hemos repasado minuciosamente durante un año entero - añadió ella - las probabilidades de error son de 1 entre 10 trillones. Saldrá perfecto.

Aarón la miró un segundo a los ojos, le dio un suave beso en los labios y dijo: por eso te quiero tanto, cuando yo pierdo la fe, tú me animas con un cálculo matemático. Has conseguido unir dos conceptos irreconciliables.

Ambos se encaminaron a la puerta del despacho, que daba a un pasillo estéril, de color blanco inmaculado y que se iluminaba a cada tramo que ellos pisaban, apagándose el que ya había pasado. Ahorro energético, una de las cosas que durante tantas décadas costó que los gobiernos se tomasen en serio hasta que se empezaron a colapsar los suministros eléctricos del planeta. Malos tiempos aquellos.

Anduvieron durante un buen trecho hasta llegar a una bifurcación a la derecha que desembocaba directamente a un ascensor. Subieron en él y sacaron sendas llaves que metieron en ambas cerraduras instaladas en el panel de botones de las plantas, al girarlas una voz de mujer pidió la contraseña. Aarón marcó con los botones ya citados 1-0-0-8-7-7 y acto seguido las puertas se cerraron. Automáticamente el ascensor comenzó a bajar hacia la planta -2.


CAPÍTULO 1. PROYECTO WELLS.


El ascensor llegó a su destino sin novedad. Al abrirse las puertas otro pasillo similar pero de color gris hormigón apareció ante ellos. Con calma pero sin pausa reanudaron la marcha a través del mismo. Durante el trayecto Sara miró la cara de su novio. En ella observó el paso del tiempo, no tanto por los 10 años que llevaban en la empresa, sino por lo que el proyecto que tenían entre manos les había hecho envejecer. Recordó su entusiasmo al comenzar su andadura en la empresa, habían conseguido no solo trabajar juntos, sino hacerlo en una de las mejores empresas del mundo. Ambos fueron contratados junto con otros para llevar a cabo el proyecto Wells, llamado así en honor a H.G.Wells, escritor de lo que por aquél entonces aún era ciencia ficción: la máquina del tiempo. Parecía una locura, pero en la empresa llevaban décadas estudiando seriamente la posibilidad de trasladarse en el tiempo y cuando tuvieron la teoría a punto, hicieron llegar a científicos de diversos campos para comenzar a crear la práctica. Entre ellos dos jóvenes promesas que ahora terminaban de desplazarse por el largo pasillo y se paraban ante una gran puerta metálica con sendos paneles a ambos lados de la misma.

Se colocaron delante de los mismos y se inclinaron sobre unas pequeñas pantallas para que un lector de retina les escanease los ojos. Tras el escaneo salieron de ambos paneles unas pantallas táctiles en las que depositaron las manos para la confirmación de huellas y una vez hecho cada uno pulsó una parte de la clave para acceder finalmente al recinto contiguo al pasillo. La puerta se abrió lentamente con un leve siseo.

Al otro lado el panorama cambiaba radicalmente. Ante ellos apareció una gran gruta de 2 kilómetros de alto y 3 de ancho, un mini-mundo donde gente de diversas edades y razas con sus batas blancas realizaban con ajetreo numerosas tareas. Por supuesto, se desplazaban en carricoches y aparatos motorizados muy parecidos a las patinetas de antaño. En un extremo de la estancia, a unos metros de la puerta, un escalonado recinto rodeado de cristales albergaba un centenar de asientos con sus ordenadores y sus técnicos realizando mil tareas distintas. Sobra decir que dicho recinto poseía el tamaño de un pequeño edificio. La sala de control de lanzamientos, como antiguamente en la N.A.S.A., pero bastante más grande y sofisticada. Justo enfrente, pero a una larga distancia se conseguía distinguir una estructura parecida a un avión, de unos 6 metros de largo y 2 de ancho. Básicamente aquella especie de avión era la máquina del tiempo, la cual había variado tanto con cada nueva prueba como cualquier vehículo inventado por el ser humano. En sus comienzos, la primera se limitaba a ser de la forma de un vehículo terrestre como los que exploraban Marte por ejemplo, un aparato sencillo para tomar muestras, recabar datos y grabar en vídeo. Fue un fracaso dado que jamás regresó. Más tarde, y tras otras misiones, descubrieron el por qué, pero pagaron un precio muy alto.

Tanto Aarón como Sara vieron acercarse un carricoche con varias plazas. Lo conducía un chaval de no más de 20 años y llevaba de pasajero al director del proyecto, el Dr. Máximo Gomda, aunque él prefería que lo llamasen Max y se ahorrasen el trato de doctor. Era un hombre de 45 años que no aparentaba su edad, muy jovial y siempre sonriente, complexión fuerte y rasgos suaves. Sara siempre lo había encontrado muy atractivo y ello despertaba los celos de Aarón. Cuando el vehículo estuvo a su altura Max los saludó sonriente pero con un tono serio y los invitó a subirse al aparato. Ambos lo hicieron y el conductor se puso en marcha.

- ¿Estáis listos? – preguntó Max -.

- Estamos listos - contestó Aarón - o por lo menos todo lo listos que se puede estar - añadió-.

- Nos jugamos mucho con ésta prueba Aarón. Los de arriba están que trinan, si no sale bien adiós al proyecto.

- Lo sabemos Max - contestó Sara -, han sido 10 años de continuos fracasos y tras el fallo de hace uno somos conscientes de lo que nos jugamos.

- Chicos, sabéis que confío plenamente en vosotros. Lo de hace un año fue un error comprensible, ¿cómo íbamos a imaginar que los cálculos en el espacio-tiempo no eran correctos? Habíamos revisado los datos miles de veces, los habíamos comparado y contrastado en nuestros programas informáticos y siempre salían como válidos. Fue una desgracia lo que ocurrió pero ahora debemos estar seguros de verdad.

Aarón y Sara lo miraron y asintieron. Todos callaron durante el resto del trayecto.

Llegaron junto a la máquina temporal en forma de avión y se bajaron todos menos el conductor, el cual reanudó su marcha hacia otro punto del recinto. Allí estaban Aurora y Violeta, ambas expertas en ingeniería mecánica y responsables de co-diseñar y supervisar la construcción del aparato.

- ¿Cómo os va con las revisiones chicas? - preguntó Max -.

- Estupendamente jefe, (así lo llamaban ellas) - dijo Violeta -.

- Jefe, he notado que nuestro pequeño está preparado y ansioso por darse una vuelta en el tiempo - añadió Aurora con entusiasmo -.

- Ya no queda mucho para la prueba, no os preocupéis. Ésta belleza va a hacer historia - dijo mirando el aparato -.

En ese instante metió la mano en el bolsillo de su bata y extrajo el móvil, que vibraba ruidosamente. Dijo la palabra descolgar en voz alta y acto seguido se lo puso junto al oído. Al terminar de escuchar a su interlocutor comentó que allí estaría. Miró hacia los 4 científicos y dijo:

- He de reunirme con los de arriba chicos. Estaré aquí dentro de 1 hora, justo a tiempo para la gran prueba. Cuidaos de que todo esté bien.

- Así lo haremos - respondió Aarón -.

Acto seguido Max se despidió con la mano y se encaminó hacia el carricoche anterior, aparcado a unos metros de ellos.

- ¿Qué creéis que será tan importante como para hacer ausentarse al jefe una hora antes de la prueba? - preguntó Violeta con sumo interés -.

- Supongo que querrán estar seguros de que todo vaya perfecto - contestó Sara -, así que pongámonos en marcha para que así sea.

Inmediatamente los cuatro comenzaron los últimos preparativos para el lanzamiento.


Licencia de Creative Commons
Proyecto A.E. by Airam Noda Gómez is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 España License.

4 comentarios:

Maria Muffin dijo...

Me alegro mucho de que por fin te hayas animado a pulir tu libro, espero que no tardes mucho en corregir los pequeños detalles, que me muero de curiosidad.

Muchos besos

Anwar dijo...

Colega , eres un máquina escribiendo. Cuando lo acabes de pulir todo no deberías dudar en publicarlo tienes madera de buen escritor, hasta te diría que fueras guionista de peliculas (seguro que triunfarias). Excelente primer capítulo. Xd

Saludos!!!

Trepamuros dijo...

Bueno, bueno, tampoco os creáis. Hay gente mucho más capacitada que yo y con más rodaje. Deberíais visitar www.armantia.com, es de un amigo de mi hermano que también conozco. Él ya lleva infinidad de relatos cortos y está escribiendo su tercer libro. Por su experiencia os digo que no es tan fácil publicar algo. Optaré por hacer lo que hizo él, que es afiliarse a una página de publicación libre donde todos puedan leer y opinar tus obras y luego ya pues en las que te ofrecen un porcentaje de ventas sobre tu libro publicado en papel. Me queda mucho trecho para todo eso, pues no dedico gran parte de mi tiempo y esfuerzo a este campo, quizás por falta de motivación. Gracias por esos ánimos, porque me sirven para ponerle más empeño. Digamos que a través de mi blog hago una primera toma de contacto con el público, para luego ir pasando a mayores.

Jackal dijo...

Me ha encantado el primero capítulo. Y te deja con ganas de más, de hecho voy a ver si me da tiempo a leer el segundo que veo que ya lo has puesto, antes de irme :P