sábado, 27 de septiembre de 2008

Libro: PROYECTO A.E. CAPÍTULO 13

CAPÍTULO 13. IMPOSIBLE PERO CIERTO.

Desde su regreso todo había salido rodado. En TET SL la incursión del segundo grupo de expedición era algo normal desde el principio, así lo había dispuesto el Sr. Fleitas. No había costado demasiado aislar a algunos empleados e incentivar o persuadir a otros para que lo mantuvieran en el más alto secreto. Mientras los principales científicos trabajaban en el TET 4, la segunda unidad iba copiando los avances para construir el TET 5 en otra zona del gran búnker situado en el nivel -2. El “desafortunado accidente” del TET 4 fue relatado con estudiada aflicción. Les habían contado como un rayo alcanzó el vehículo, desapareciendo éste en el aire y como habían llegado a la conclusión de que debido a la sobrecarga se habían desintegrado en mil pedazos a través del espacio-tiempo. Era una probabilidad factible para los científicos, ya que ellos mismos habían conjeturado sobre dicha posibilidad. Tras los “emotivos” funerales de las víctimas el asunto había quedado zanjado. La aseguradora había pagado a sus familias la cantidad estipulada en caso de fallecimiento, él había mostrado sus condolencias pertinentes y a pesar del recelo por lo ocurrido, el ejército y el gobierno estaban contentos con el éxito del salto. Pero todo eso no le importaba. Tan solo aquello por lo que realmente habían saltado en el tiempo, lo que fue a encontrar bajo la tierra de los dinosaurios, eso que cambiaría la historia del planeta para siempre. Fleitas seguía divagando en sus pensamientos, mirando embelesado un extraño objeto. Este, de forma romboide y transparente cristal, se sostenía misteriosamente sobre una de sus puntas, casi como si flotara. En su interior una especie de sol en miniatura emitía una luz cálida que alcanzaba a iluminar todo el despacho. Su interior se veía distorsionado, ya que por el interior de las paredes del cristal una especie de gas fluía sin dirección fija, como si tuviera vida propia. El objeto no parecía emitir sonido alguno, sin embargo en sus oídos se instaló un murmullo que fue creciendo hasta convertirse en golpes sordos y acompasados. Sobresaltado, Fleitas salió de su embelesamiento cuando se percató de que lo que oía era alguien tocando su puerta. Sin más dilación dio permiso para que entrasen.

Al abrirse apareció en el umbral el Sr. López con semblante pálido y mirada descolocada.

- ¿Qué ocurre López?

- Señor, tenemos un grave problema – contestó con una voz trémula -. Estamos jodidos.

- ¿A qué te refieres? ¿Tiene que ver con ellos?

- Si señor, tiene que ver con ellos. Han aparecido por fin.

- ¿¿Cómo?? ¿¿Aquí, ahora?? – su voz denotaba preocupación, se había puesto pálido.

- No, no señor, no ha sido aquí en nuestro tiempo. En realidad ha sido de casualidad que lo he descubierto. Mi hijo mayor buscaba información en la holo-red de historia para un trabajo de clase. Me había acercado a observar su trabajo para saber qué tal iba y entonces me quedé atónito. Juro que tuve que tranquilizarme y volver a mirarlo porque me parecía una locura, pero está claro que no era una alucinación.

Se sacó una carpeta de debajo del brazo y la colocó sobre la mesa de Fleitas. – Éste, intrigadísimo, la abrió ansioso y expectante. Dentro encontró una foto del tamaño de un folio. Era una fotografía sacada de los antiguos periódicos, los usados antes de que se impusiera el sistema holográfico. Durante un buen rato Fleitas quedó en silencio, observando con detenimiento la foto. Al cabo de unos minutos volvió a recuperar el habla.

- ¿La fecha es correcta?

- Sí señor, sin ninguna duda.

- Está bien, si hay algo de lo que no carecemos es de tiempo. Ya sabemos dónde y cuándo están. Prepara un equipo. Ésta vez quiero profesionales. No importa el dinero que cuesten, pero encuéntrame a los mejores. El TET 5 debe ser repintado. Que no quede rastro alguno de emblemas. Quiero dos pilotos expertos en combate aéreo y pilotaje extremo y por supuesto que no pertenezcan al ejército. Deseo que todo esté listo para mañana a primera hora.

- Si señor, pero los militares, el gobierno…están por aquí desde que volvimos hace 6 meses. Haciendo sus pruebas y organizando los próximos proyectos.

Fleitas quedó pensativo un momento. Luego preguntó:

- ¿Han instalado ya las mejoras en el TET 5?

- Sí, hace un mes escaso que terminaron de instalarlas, pero no veo que tiene eso que ver con… La voz de Fleitas lo interrumpió.

- Tiene que ver, amigo mío, con que tenemos la excusa perfecta para hacer pruebas de campo. Informarás al general de que mañana a primera hora realizaremos un salto de prueba para comprobar que todos los añadidos del TET 5 funcionan. Cuando te pregunten diles la fecha exacta, no mientas, les dirás que la mejor manera de probar las mejoras es yendo a un lugar donde deban ser utilizadas. Te firmaré la autorización y mi consentimiento. No se negarán, están tan cegados por el éxito y las posibilidades que les va a aportar el viaje en el tiempo que una prueba les parecerá la mejor de las ideas, sobretodo al General. Ahora ve y prepáralo todo. Confío en ti.

- Pero señor. Dudo mucho que el general acepte que no haya presencia militar a bordo. Es imposible.

Tras pensarlo detenidamente, Fleitas volvió a hablar:

- Muy bien. Consígueme el mejor equipo no perteneciente al ejército, pero que sean ex – soldados. Fingirán serlo aún para que el general no sospeche. Yo me ocuparé del papeleo y las acreditaciones falsas. Ahora vete y haz lo que te he dicho.

Asintiendo y sin más demora, López recogió la autorización de la mesa y se encaminó hacia la puerta, cerrándola tras de sí. Mientras, Fleitas volvió a mirar la foto. En ella, se contemplaba una escena de las revueltas acaecidas en el 2012, tras los fallos generalizados de suministro eléctrico en la ciudad de la antigüa Norteamérica conocida como Las Vegas. Policías con escudos trasparentes, cascos y porras intentando reducir a los furiosos ciudadanos provistos de palos, piedras, ladrillos y todo tipo de objetos contundentes. Pese a lo caótico de la imagen, entre el tumulto de gente se distinguía a dos personas en un extremo de la foto, no estaban entre la multitud que arremetía contra la policía, estaban de frente, más cerca de la cámara. Ambos corrían cogidos de la mano y sus caras expresaban preocupación. Eran Max y Sara.
De repente un leve sonido le hizo levantar la vista del papel, se quedó quieto, mirando hacia la puerta con extrañeza hasta que esa sensación de que no estaba solo lo invadió y le hizo girarse con brusquedad. A un par de metros una figura emergía de la puerta de su armario. Atónito y asustado Fleitas exclamó:

- ¡¡Imposible!!...

- Pero cierto – contestó la figura-.

Proyecto A.E. copyright © Airam Noda Gómez

1 comentario:

Jackal dijo...

¡Dios mío! En el armario estaba escondido el 'Monstruo de las Galletas' HAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHA