Arrástrame Al Infierno.

Pero con cuidado, que me quemo con facilidad. Jajjajaaj.

Sam Raimi + terror, como ya le dije al amigo bloguero Daniel, peli chorra para entretenerse. No chorra en plan despectivo, chorra en plan Sam Raimi. Tampoco es como la saga Posesión Infernal, con esas idas de olla impresionantes que te hacen reir en los momentos donde deberías estar cagado de miedo. Digamos que esta película se queda a caballo entre aquéllas y Premonición.

Estamos ante el regreso de Sam al género que lo vió nacer y lo cierto es que se le sigue dando bien, no parece habérsele subido Spidey a la cabeza. Fiel a su estilo, nos presenta una historia llena de tópicos, con escenas delirantes (como el momento carnero) y un final previsible. Para redondear el tema topicazo, Christopher Young nos regala un score lleno de sobresaltos en los momentos de tensión para provocar el susto, práctica demasiado extendida hoy día y que hace echar de menos los tiempos en que el terror merecía llevar con orgullo ese nombre. Dichos los puntos "negativos" de este film, no queda más que decir excepto que entretiene y se deja ver a pesar de todo lo dicho.

En mi opinión está por encima de la media de los productos de este tipo que generan a día de hoy en Hollywood y que pasan con más pena que gloria. Al menos Raimi sabe como no tomarse en serio a sí mismo, dando lugar a algo resultón que te deja un sabor de boca agradable sin llegar a ser una exquisitez. Para pasar el rato sin pretensiones, sólo disfrutar a lo Raimi.

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