G.I. Joe.

Francamente nada me esperaba yo de esta producción y nada es lo que encontré. Bueno, no es del todo cierto, pero casi.

Me ha resultado flojilla. Sin embargo puede considerarse que cumple lo que prometía: Muchas escenas de acción, efectos especiales, batallas en todo tipo de medios, tecnología del futuro... y aún así a mí me resultó más sosa que otra cosa, como si le faltase algo. Y puestos a pensar el qué, yo diría que la gracia que destilaba Stephen Sommers cuando hizo la resueltilla Deep Rising o la exitosa La Momia y su secuela no tan admirada, El Regreso de la Momia (la cual a mí no me desagradó en absoluto). Creo que, por desgracia, este señor va a ser recordado siempre por ser "el tío de La Momia".

Como podréis adivinar, la película tiene un guión simple, algo tonto en ocasiones (y aún así no tanto como el de Transformers 2 ni de lejos) y papeles como el del General un poquito exagerados mientras que otros personajes poco desarrollados. De lo escaso que se puede decir que me haya sorprendido es que el actor Marlon Wayans esté tan comedido en su actuación y sus gracias se queden a un nivel aceptable, algo pero que muy extraño viniendo de este hombre tan predispuesto siempre a exagerar. Otro punto a favor como pequeño aporte anecdótico es la aparición de actores fetiche del director a base de cameos, nada del otro mundo, pero te hace recordar tiempos mejores.

El Score se nota que es de Alan Silvestri, ya que varias notas suenan muy parecidas a las de El Regreso de la Momia. Personalmente no me dice mucho y no es de las mejores composiciones del autor. De hecho desde los tiempos de Regreso al Futuro o Depredador poca música que yo recuerde de este hombre me ha llegado a gustar de verdad. Van Helsing era bastante buena también, lástima que la peli no terminase de acompañar.

En definitiva, no es una peli que me arriesgaría a ver en el cine (y está claro que no lo he hecho). Se queda en correcta para mi gusto, dentro de lo que cabe esperar de un film de este tipo, pero sin sorprender ni emocionar y con falta de la chispa por la que se caracterizaban los productos de Sommers. Eso sí, el final queda abiertísimo para una continuación, con varios frentes a abordar claramente definidos.

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