martes, 13 de abril de 2010

Drácula de Bram Stoker.

Años habiendo visto la película de mismo nombre, pero nunca había leído la novela. El film me gusta, pero tampoco es que me haya matado nunca por ponerla en un pedestal. Ahora, con la lectura de la obra en que está basada, puedo captar mejor la esencia de ambas visiones (de hecho he revisionado el film tras acabar el libro).

La verdad es que la obra de Bram Stoker es una de esas que ni los siglos son capaces de mermar su riqueza y buena elaboración. Y es que fue escrita durante 6 años de manera intermitente y publicada por primera vez en 1897 (113 años y dos siglos "vividos" en su haber no son poca cosa). Una de las cosas que más me ha llamado la atención es el pensar que no sólo es una novela, es un manifiesto histórico. Esto viene a que la manera de expresarla, la forma de ser de los personajes, los escenarios que se describen, los pensamientos y, para no extenderme más, todo, es tan real como lo puede ser cualquier novela actual ambientada en nuestro tiempo (obviando, claro está, las situaciones más fantásticas, basadas no obstante en leyendas populares de siempre).

El libro puede hacerse, por el motivo explicado en el párrafo anterior, pesado en ciertos tramos. Está claro que algo escrito hace tanto tiempo no posee un ritmo rápido y lleno de acción al que nos tienen hoy en día acostumbrados. El planteamiento es otro de sus puntos fuertes. La historia se transmite a través de los diarios, notas, grabaciones en fonógrafo, cartas y telegramas de los protagonistas, exceptuando el punto de vista del conde Drácula. Aquí, a diferencia del film, el príncipe de las tinieblas se presenta como un ser maligno y poca humanidad se le aporta, aunque algún detalle insinúe que debe de ser en el fondo un alma torturada.

En definitiva, resulta una obra absorbente, llena de detalles y descripciones que te sumergen de lleno en las situaciones que viven los protagonistas. Drácula da auténtico miedo, pero no por ser un monstruo chupasangre abiertamente, sino un ente siempre en la sombra, sorbiendo la vida a través de la sangre de sus víctimas sin que los protagonistas sepan a lo que se enfrentan realmente hasta el final. Enigmático, poderoso físicamente, pero mucho más psicológica y mentalmente, capaz de infundir el miedo a través del desconcierto, torturador nato de almas nobles que quedan traumatizadas para el resto de sus vidas. Un dato que resulta como la vida misma, puesto que las heridas infringidas físicamente se curan, pero las psicológicas quedan ahí para siempre, se aprenden a llevar, pero no se superan del todo nunca.

P.D.: Como dato aparte, decir que la obra de Coppola se toma bastantes licencias con respecto a la novela, es algo que puedo decir ahora con conocimiento de causa. La esencia de la obra original se capta bastante bien, pero el director añade temas como la perversión sexual (insinuada sutilmente con las concubinas del conde en el libro) de manera más explícita y sobreexplotada (supongo que resultado directo de los noventa, una época muy sexual en el cine), el personaje de Lucy es lascivo y juguetón mucho antes de llegar a transformarse, matando así la esencia de la del libro (una chica totalmente pura e inocente). Los personajes se presentan sobreactuados, quedando sólo menos chirriante en Drácula (un excelente Gary Oldman). La única aportación que realmente me parece acertada es la dimensión humana que adquiere Drácula al darle un origen torturado por la muerte de su amada y renegar de Dios, en nombre del cual ha azotado a ejércitos y lo culpa por su pérdida. También queda genial la opresiva atmósfera del castillo y los juegos de sombras del vampiro, que tiene vida propia (en la novela no proyecta sombra). Así hay muchos detalles, unos insertados, otros ensamblados de manera reducida y otros omitidos. En fin, que el film como tal funciona, pero comparado con su hermano mayor y fuente directa, pierde mucho (nada nuevo en las traslaciones de novelas a la pantalla grande). Así al menos lo he percibido yo.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Imperdonable, me tenía que haber pasado antes por aquí, gran página y te añado al blogroll ;)
En cuanto a la entrada, decir que ya van 4 veces que me releo el libro, es una historia que me fascina, y me quedaría con la adaptación de 1979, en la que Frank Langella como el vampiro hace un trabajo increíble.

Trepamuros dijo...

Anda coño, si eres el de Soundtrack Zone. No pasa nada hombre, obligación no hay ninguna. Jejeje. No escribo mucho últimamente (no como al principio quiero decir), pero bienvenido eres.

No he visto la del 79 (eso sí que seguro que es imperdonable. XD) o si la ví, habrá sido de pibe y no me acuerdo. Tendré que buscarla y echarle un visionado.

Juls dijo...

A mí la peli del señor Coppola me parece brutal, y la banda sonora cojonudísima.

Drácula, al igual que me pasa con el Ultimo Mohicano, creo que la película tiene más fuerza que el texto original. Y son las dos únicas historias en las que opino así.