Se dice que de las numerosas notas de Bram Stoker para Drácula, quedaron personajes descartados que han sido utilizados por su descendiente para este nuevo relato. También el título hace referencia al primer título que Stoker dió a su obra, El No Muerto, cambiada posteriormente por Drácula.
La historia se centra 25 años después de lo acontecido en el Drácula de Bram Stoker. Los protagonistas de entonces han visto como sus vidas perdían cada vez más sentido, mortificados por lo que hicieron años atrás. La repentina muerte de uno de ellos les llevará a saber que están nuevamente en peligro y que es más que problable que el príncipe de las tinieblas aún continúe vivo.
Uno de los principales alicientes de esta secuela es la inclusión de hechos y personajes reales en un marco de ficción. Hasta el mismísimo Bram Stoker aparecerá en su intento de llevar a cabo la traslación de gran obra al teatro. Drácula es una mezcla de su más ferviente imaginación y el relato de un borracho en un bar a cambio de unas copas, lo cual le lleva a tropezarse con algunos de los los personajes de su novela, directa e indirectamente. También habrá algún vampiro nuevo que mostrará mucha menos piedad que el transilvano conde y esconderá ciertos secretos centenarios.
En líenas generales entretiene y tiene muchos guiños mezclados, tanto a la obra predecesora como al cine e incluso acontecimientos históricos reales. Sin embargo la maestría de Bram Stoker difícilmente es igualable, ni siquiera por un descendiente directo. No es de extrañar, no obstante, puesto que los separa épocas muy diferentes y maneras de relatar dispares. Aunque se tome ciertas libertades en algunos aspectos, mantiene vivo el espíritu del original, aunque el ritmo narrativo es mucho más veloz y contiene más acción.
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