miércoles, 15 de octubre de 2008

En Busca De La Educación Perdida.

Aunque lo parezca, no hablo del título de una nueva entrega de Indiana Jones. Me explico. Hoy en la guagua (que para aquel que no lo sepa es como llamamos en Canarias a los autobuses) iba yo tan tranquilo durante todo el viaje hasta que, a dos paradas de donde yo me bajo para llegar a mi casa, comienzo a oír a una chiquilla (y por tal término entiéndase 15,16 o 17 años, no lo sé bien) hablar cada vez en tono más alto. El tema es que parecía discutir con el acompañante, que deduzco sería el novio o vete a saber quien, pues no lo ví debido al abarrotamiento del vehículo público. De no entendérsele lo que hablaba pasó a decir a grito pelado y cito textualmente: ¡YO NO FOLLO, HAGO EL AMOR. NO ME TOQUES! reiteradas veces. Ante semejante espectáculo una madre indignada le dijo que respetase a los que iban en la guagua. La niñata, ni corta ni perezosa, le contestó gritando que no le daba la gana. Lo cual no hizo que sólo la mencionada madre se mosqueara, sino que medio pasaje le armara una bronca a la malhablada, inquiriéndole que había niños delante y que al menos respetase eso. Pero ella, viéndose acorralada cual animal herido y lejos de achantarse, les gritó que estaba hablando con él (refiriéndose al acompañante y que no le daba la gana callarse). Sinvergüenza, desvergonzada, maleducada, basura... fueron los apelitavos más sonados hasta alcanzar la parada donde yo me bajaba y ahí acabó todo para mí, pues no sé si hubo más incidencias al respecto el resto del trayecto.

Como podréis observar creo que la chica tuvo su merecido y poco fue. Habrá quien esté en desacuerdo porque al final los adultos acabaron "insultando" (y lo entrecomillo porque ningún apelativo de los dichos es un insulto, a excepción de basura, y no es que sea demasiado fuerte). Pero para mí eso no es más que el extremo al que se llega cuando las nuevas generaciones hacen gala de su mala educación y no sólo contestan a sus mayores, sino que se envalentonan porque saben que nadie (ni sus padres) va a tomar medidas más severas. Yo no estoy en contra de la ley del menor, pero está claro que en algún punto de la instauración de ésta se perdió la diferencia entre una nalgada o una torta disciplinaria y la agresión a un menor. Más de uno de estos elementos necesitarían una buena dosis de los primeros. Ahora ellos son intocables y lo saben. Hacen lo que quieren, dicen lo que quieren y quedan impunes. Conozco un caso concreto en que una hija adolescente denunció a sus padres por agresión sólo porque no la dejaban hacer lo que le daba la real gana. Vale, se tendría que demostrar que hubo tal agresiones y todo lo demás, pero desde que esa niña abrió la boca destrozó la reputación de sus padres, su confianza y puede que hasta sus vidas si ella fuese capaz de herirse a sí misma para ser creíble. Los padres ya no tienen derechos y los hijos tienen demasiados. En vez de un equilibrio hemos conseguido un desequilibrio aún mayor.

Yo tengo 31 años y aunque aún me parezca que fue ayer cuando estaba en el instituto mucho ha llovido desde entonces. Sin embargo, yo y los de mi generación conocíamos el respeto a los mayores. Sí, cuando eres un adolescente las hormonas están disparatadas y te pones gallito, contestón y burlón. Pero cuando te echaban la bronca agachabas la cabeza porque sabías que hacías mal. No era miedo a que te pegasen, era respeto. Algo inculcado por nuestros padres desde pequeños. Con ello llegamos al segundo problema de la ecuación: los padres. Los de hoy día tampoco se hacen valer ni educan como es debido. Por poner un ejemplo: mi novia trabaja en una tienda y más de una vez a entrado la madre con chiquillo, al que suelta para poder inspeccionar lo que le interese de la tienda. El crío, como todos, es curioso e inquieto y lo va tocando y tirando todo. La madre levanta la vista y dice: fulanito, deja eso (en un tono nada firme y desinteresado). Ella vuelve a lo suyo y el niño, sigue con lo de él. Eso se ve en todos lados y a todas horas. Si hacen eso cuando son pequeños, está claro que cuando sean adolescentes ya no los controla ni Dios. No puedes decirle pórtate bien porque estará acostumbrado desde pequeño a hacer lo que quiere sin consecuencias.

Mi reflexión es que vamos de culo y sin frenos, hablando claro. Los adolescentes y no tan adolescentes de hoy día hacen cosas que cuando uno tenía su edad ni se le pasaba por la cabeza. Insultan a profesores y mayores, les pegan a ellos y a sus compañeros. También lo graban con sus móviles y lo cuelgan de internet, enorgulleciéndose de ello como si fuera un logro. Algunos hasta han llegado a violar y matar. En otros tiempos estas cosas eran casos aislados, sobretodo en familias desestructuradas o de posición social precaria. Hoy es el pan nuestro de cada día y se da en cualquier clase de familia. Estamos en un punto precario, en el cual reina la anarquía entre las nuevas generaciones. Antes pasábamos la edad del pavo y como mucho hacíamos trastadas inocentes. Luego crecimos y fuimos madurando. ¿Podrán ellos hacerlo con semejante historial? ¿Serán capaces de mirar atrás y ser conscientes de las burradas que han hecho? ¿Llegarán a convertirse no ya en adultos sino en personas? Quién sabe. Aún no está todo perdido porque sí hay chicos/as bien educados, conozco adolescentes que demuestran no sólo eso sino también mucha madurez para sus edades. Pero el problema está creciendo y ya está dando muestras de ser insostenible. Necesitamos que tanto la ley como los padres se consciencien y hagan las cosas como es debido ahora, no cuando sea tan tarde que no haya solución.

7 comentarios:

Maria Muffin dijo...

¿ves como el autobús tiene sus anécdotas?, aunque esta que tu cuentas sea un poco... no se como definirla.
Lo cierto es que creo que tienes mucha razón con eso de que vamos de culo y sin freno en los temas de educación, pero creo que la sociedad al completo es la que debería hacer por cambiar esos malos hábitos, que no sirve de nada culpar de todo a las familias, los profesores, la televisión, etc y quedarse sólo ahí, sin hacer más nada.

Un beso

Dan Defensor dijo...

El caso es que, hace un par de días en el telediario de, creo, Antena 3, dieron la noticia de que los profesores de hoy día encuentran mucho más dificil enseñar ahora que hace 10 ó 12 años. Y estoy convencido de que es verdad. Y la culpa es de los padres.

Cuando yo era pequeño, (tenemos misma edad Airam, hago 30 en enero), me ponían hora de llegada los fines de semana, me castigaban si llegaba tarde, me reñían si tenía malas notas y me apagaban la videoconsola cuando llevaba tan sólo 2 horas jugando... Ahora dan igual las notas, no existe hora de llegada y puedes estar enganchado a la televisión (o en su defecto al messenger) 11 horas seguidas tan tranquilo.

Los padres de hoy día se han vuelto unos PASOTAS. Tienen el niño y piensan "yo ya he terminado el trabajo, ahora que lo críe otro..." y se echan a dormir.

Ea, ya me he desahogado... ufff, que alivio!! (jejejje).

Un saludo!

Anwar dijo...

Totalmente de acuerdo con todos vosotros. La culpa no es solo de los adolescentes de hoy en día sino también de los padres y de la sociedad en general en que vivimos. Es realmente lamentable qu ocurran echos así e incluso peores. Yo soy joven todavía pero el día de mñana que me case y tenga hijos mano dura con ellos siempre que la situación lo rquiera. jjejeje


Saludos

Indra dijo...

Cari seguro que la guagua era una de las de taco jajajajaja menos mal que yo esa clase de tontolinas las veo todos los dias y ya ni me asusto aunque hay q reconocer que hay cada una que apaga y vamonos , pero bueno hay de todo en la viña del senor que la vamos a hacer.
besitos neeeeeneeee

MATANUSKA dijo...

holaaa desearte feliz fin de semana ayss el blogguer me borró tu link menos mal que te tengo en favoritos.

besos

Jackal dijo...

Yo me estoy planteando seriamente no tener hijos el día de mañana. No me quiero ni imaginar con lo que tendrían que lidiar dentro de unos años, viendo como están las cosas a día de hoy...

Forgiven Princess dijo...

No sé... Vamos de culo, pero lo cierto es que la sociedad en la que vivimosno augura ni propicia un cambio. En una época en la que la violencia convive con los niños desde su más tierna infancia, estos se ven insensibilizados en cierta medida.
Pero, miremos atrás. No para echar la culpa, sino para buscar una explicación.
Allá por los 60' lo normal era que si el nene se portaba mal, se le diera una zurra correctiva. Y ahora, 40 años más tarde, el nene tiene hijos. Y como a él no le gustaba que le zurrasen, piensa que podrá educar a su hijo sin violencia alguna. Ni siquiera un cachete, o un calvote flojito.
Y además, como a él de pequeño lo encerraban sin salir como castigo, no impondrá dicho castigo a sus hijos, porque podrá controlarlos... Y si además le gritaban, no les gritará en demasía.

Intentando corregir aquello que no les gustó, se han deshecho inconscientemente de todas aquellas pautas que les sirvieron de educación. El problema sería nimio si tuviesen otra forma de educarlos, pero simplemente, omiten el castigo sin imponer otra consecuencia a los malos actos de sus criaturas.

Y entonces te salen seres energúmenos como esta tipa.

Y eso lo sé yo y lo sabemos todos, aunque tenga 16 años y ''esté en su bando''. No toda la culpa va a ser de los adolescentes. Vale, tenemos nuestras cosas, pero si nos educan bien (como a mí me educaron) sigues agachando la cabeza de vergüenza cuando te echan una bronca, sigues haciendo los deberes y sacando buena nota, sigues respetando y sigues siendo amable y agradable con los desconocidos...

Hay casos y casos, como bien dices.

Un besazo!